Programas - Nuestros logros

La población que se beneficia directamente en la Fundación, en un 75% proviene de estrato social bajo y en 25% del estrato medio. Se trata de personas con mínimo nivel académico, muchos habitantes de barrios marginados de las ciudades, con acceso deficiente a programas de salud, educación y recreación y con dificultades económicas que muchas veces los llevan incluso a tener que vender sus pertenencias para pagar abogados y poder continuar con el sostenimiento de sus familias. Nos referimos en concreto a las siguientes personas:

- Reclusos.
- Familias de reclusos.
- Post-penados.
- Nacionales deportados que se encontraban en cárceles en el exterior.
- Extranjeros detenidos en cárceles colombianas.
- Funcionarios del servicio penitenciario.

Una persona en prisión puede aprender miles de cosas buenas a través del estudio, descubrir sus capacidades y talentos, desempeñar un trabajo y en lo posible ser remunerado por ello; puede seguir ayudando a su familia, estar al tanto de lo que pasa con sus hijos, celebrar aún en medio del encierro físico, la vida y la oportunidad que tiene de alcanzar lo que se propone; porque estar en prisión no significa que la persona haya sido condenada a morir, sino a cambiar la manera de ver la vida, su relación con Dios, la familia y la sociedad.

Gracias por apoyarnos en el propósito de hacer esto realidad en la vida de miles de personas.

Gracias por la confianza depositada en nosotros, pues con tus donaciones, haces posible que se transforme la vida de muchas personas.

La fundación ha continuado su intervención, liderando la campaña “Tu solidaridad hace la diferencia”, que permitió entregar un kit de aseo y bioseguridad a cada persona detenida en Bogotá; así como atención y apoyo psicosocial a un grupo aproximado de 250 familias de internos y post-penados que han solicitado nuestra ayuda y compañía.

Confiamos en reanudar todos los demás servicios de asistencia social, humanitaria y evangelizadora, tanto en las prisiones como en la sede, durante los primeros meses del año 2021, especialmente las brigadas de salud que beneficia a tantas personas en las prisiones.

“La misión de la Iglesia en las cárceles trasciende los límites puramente humanos y se proyecta hacia lo más profundo de la persona buscando desarrollar en ella el germen de una fe viva, de un arrepentimiento sincero, de un tranquilo ordenamiento de su vida, para llevarla al encuentro personal con Dios”.